jueves

Mía Grace

Entró corriendo a su habitación y puso el equipo de música al máximo. Se tiro en su cama y apretó su cabeza contra un almohadón. Lloraba y gritaba a más no poder, y mientras lo hacía, millones de imágenes, terroríficamente alegres, asaltaban sus recuerdos. Su primer beso, su primera salida, su primera vez, todo.  Todos los recuerdos que tenía con él, corrían por delante de sus ojos. Necesitaba terminar con todo eso, no lo soportaba más. Se levanto de la cama, se enjuago las lágrimas y se dirigió al baño. 
La imagen del reflejo no era la chica divertida y sonriente de siempre, esta estaba completamente destrozada, con el maquillaje corrido, los ojos rojos e inflamados de llorar, de otras cosas también, tenía la remera rota y le faltaban los zapatos.
No soportaba su imagen en el espejo, esa no era ella; esa era su peor parte, la que solo la sabia sacar a la luz, él y sus estúpidas ambiciones. No lo soportaba mas, siempre las mismas discusiones, los mismos problemas, las mismas estupideces. 
¿Qué si tenía otros problemas además de Noah? Más que problemas tenía. Padres demasiado sociales y ocupados en su vida como para gastar su tiempo en su hija, ‘para lago te pago un terapeuta Mía’ era lo único que le decía su madre cuando ella le hablaba, o ‘cuanta plata necesitas’ cuando saludaba a su padre. Estaba harta de todo, de sus papas, de noah, del típico colegio repleto de falsedad, del sexo sin amor, del alcohol, de las drogas, de las salidas a bares hasta las 6 de la mañana, de las borracheras sin sentido, de su vida, de ella misma.
Se limpio las lágrimas, corriendo aun más su maquillaje y abrió el botiquín. Rebusco entre los frascos y lo encontró; Pastillas para dormir. Sirvió un vaso con agua, y tiro todo junto adentro, espero a que se disolvieran. 
Miro por última vez ese reflejo, que esperaba no ver nunca más, y tomo de un solo trago el vaso con agua blancuzca.
Segundos después, cayó al piso.

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