jueves

Tadeo Cuard

Abrió los ojos, miró el techo, miró afuera, lo mismo de siempre, el paisaje con resaca no era tan espectacular como su mama repetía siempre, abrió la cama se puso un pantalón y caminó hacia la cocina, era un milagro si había alguien.
Hola, ¿mama?, me desperté. grito con un tono entre dulce y frustrado, se dio cuenta de que estaba solo, se empezó a sentir mal, encendió la televisión donde hizo zapping un par de minutos y rendido apoyo la cabeza sobre la mesa pensando, no quería llorar, ''no tengo motivos para llorar, todo el mundo pasa por esto, es normal en las familias'' miro la hora 12: 39 del medio día de un sábado, se arrepentía de no haber invitado a nadie la noche anterior, que iba a hacer ahora, ¿comer? con que propósito, cerró los ojos y se esforzó por tener sueño, era inevitable, otro sábado desperdiciado, necesitaba hablar con alguien, ¿pero quién?, se había desprendido de la única persona que realmente lo escuchaba, podía llamar a alguno de sus amigos pero no tenía ganas de hablar de las anécdotas de la noche anterior, quería hablar profundamente, putear, gritar, llorar, necesitaba descargarse pero para sí mismo el sabía que no lo iba a hacer que iba a sonreír y hablar sobre lo sucedido el sábado con sus amigos el lunes en el colegio para después salir a la primera oportunidad y desahogarse entre vasos papel y hierba.
Odiaba esa casa que no era su casa, esa casa donde el no vivía, porque uno no vive si no convive, no tenia con quien convivir, ¿su mama?, claro si no estaba muy ocupada trabajando o si no estaba en alguna exposición, había amor obviamente pero no había respeto cuidado o mantenimiento, se sentía una planta. 
''Lola, estoy hecho un idiota, de verdad, no quiero lastimarte'' se acordó de la patética frase que había dicho unas semanas atrás y se puso a pensar en ella solo con la esperanza de despejar su mente, ella había sido una buena distracción, pero el amor así es una distracción sana y poco eficiente el necesitaba eficacia rápida y segura. Drogas, alcohol la noche y los romances rápidos y secos, el necesitaba tiempo, y calmar un poco su mente su dolor y desprenderse de todo.
Bajo las escalera hasta el living giro a la izquierda abrió ese armario semi-oculto (porque las únicas tres personas que viven en esa casa saben bien como llegar y que encontrar ahí) agarro el ron, vodka, tequila y brandy lo mezclo y en 4 segundos sin pensarlo ni sufrirlo lo tomo.
Simplemente para empezar otra vez.

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